“Quedamos helados por la manera que nos atacaron”, fueron las primeras palabras que usó el biker Pedro García. Él fue el único de los cuatro ciclistas que no sufrió el lunes el robo de su bicicleta eléctrica en una senda de Yerba Buena. “Me salvé porque venía al último. Pude escapar”, comentó el hombre.
El lunes, cerca de las 17, el deportista salió a dar una vuelta con sus amigos, como lo hace normalmente. Eligieron la ruta de siempre que está cercana a la Escuela de Agricultura y Sacarotecnia de la Universidad Nacional de Tucumán. Circularon por los senderos y llegaron a una finca de limones que está pegada a una de paltas.
“De pronto y de la nada, aparecieron tres jóvenes con machete. Comenzaron a amenazar a mis compañeros. Al observar todo lo que estaba pasando, decidí ocultarme. Es lo único que atiné a hacer en ese difícil momento”, indicó García. “El hecho fue muy violento. Estaban sacados, a los gritos pedían que les entregaran las bicis. Hasta los golpearon con los machetes”, añadió.
El resto de la historia es conocida por los que sufrieron este tipo de delito en los últimos tiempos. “Salieron corriendo y se ocultaron en medio de los matorrales. El problema de ese lugar es que es una finca abandonada y los pastos tienen la altura de una persona”, comentó García.
La víctima relató que, después de escaparse, se topó con otro grupo de bikers integrado por tres chicos y una madre. Llamamos a las autoridades. “No me puedo quejar. En menos de cinco minutos llegaron los bicipolicías que custodian la zona, los vigías de la GUM y más policías en moto. Entre todos hicieron un rastrillaje, pero no encontraron a nadie. Era lógico, porque es muy fácil esconderse en esa zona”, agregó García.
El caso generó sorpresa entre los ciclistas. Por un lado explicaron que desde hace bastante tiempo que no se registraba un robo de estas características. Pero por otro lado, reconocieron que el ataque se registró fuera de lo que se conoce como “Senda segura”, un recorrido que tiene vigilancia policial. “Es muy frustrante que te pase algo así, pero hay que tomar conciencia de que si uno se aleja, las probabilidades de que te roben son mayores”, indicó Mario Medina. Su novia, Lucía Páez, agregó: “por más que hayan estado fuera del lugar autorizado, es muy extraño lo que sucedió. Las bicicletas que se robaron son mucho más costosas porque son eléctricas y las usan las personas mayores o que tienen problemas físicos. Es como si robaran una moto BMW. Es muy extraño”.
Más allá de esta polémica, García reconoció que circularon varias versiones sobre el destino de las bicicletas. “Algunos dijeron que las vieron en la zona del barrio Congreso y otros explicaron que las habían publicado en Facebook pidiendo rescate. Pero hasta el momento no tenemos ninguna novedad”, comentó a LA GACETA.
El contador Esteban Riarte dijo que se enteró del caso a través de los grupos de WhatsApp. “Seré muy sincero: hubo este robo porque hay alguien que se mostró interesado en tenerlas. No son bicicletas comunes, sino que son especiales y muy costosas. Es lo que buscan los delincuentes para venderlas en el mercado negro. Y lo hacen porque siempre consiguen un comprador. Hay que terminar con esa maldita costumbre”, opinó.
“Ahora más que nunca los bikers tenemos que estar atentos. Ese espíritu de camaradería debe crecer. Hay que denunciar si es que alguien la está poniendo a la venta en las redes sociales o si piden un rescate por ella. Tenemos que acabar con ese mercado negro”, comentó Hugo Díaz.